Una presencia llamada Yann

A María Consuelo Reyna, amiga y compañera Los amigos me regalan libros. Mi amiga María Consuelo Reyna me ha regalado un buen puñado de ellos, con los que he rellenado un estante de la librería del comedor. Me queda poco espacio, esa es la verdad. No sé dónde encontraré hueco para tanto papel impreso. Me entristece pensar en el destino que les espera cuando ya no esté. Son como los hijos que no tuve y los que me suavizan los días. Pocas personas han influido en mi vida. Mis padres y diez o doce más. María Consuelo figura en esta exigente lista. Sin conocerme de nada, cuando era un estudiante de 3º de Periodismo, me dio la oportunidad de hacer prácticas en Las Provincias . Era el verano de 1989. Repetí al año siguiente. Pasaron unos años, y volvió a acordarse de mí, cuando me encontraba en paro. Me contrató en 1996. En el diario trabajé hasta 2003. Con María Consuelo aprendí a sobrevivir en este oficio cruel y hermoso que deja cadáveres a su paso. Desde hace un tiempo somos am...