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Mostrando entradas de agosto, 2024

Nos gustaría ser Edmundo Dantés

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Hay libros que ocupan un lugar privilegiado en la memoria. Se lo merecen porque su lectura nos procuró la felicidad. Suelen ser muy pocos. El estreno reciente de una película me ha recordado que uno de esos libros es El conde de Montecristo , de Alejandro Dumas. Lo leí convaleciente de una operación de la espalda, hace doce años. Ocupé un mes en leer los dos volúmenes en que la editorial había dividido la novela. Asegurar que fue experiencia dichosa es decir la verdad. Me hizo tanto bien como las medicinas que me calmaron el dolor.  Ahora la historia de Edmundo Dantés, publicada en 1844, vuelve a cobrar vigencia a raíz, como decía, del lanzamiento de la película francesa dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patallière, y protagonizada por Pierre Niney, que encarna al conde de Montecristo. La película, de tres horas de duración, se permite ciertas licencias respecto a la obra, omitiendo o cambiando el sentido de algunos pasajes, lo que le puede restar crédito, a juicio ...

El bucanero cartagenero

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Recién estrenado agosto, viajé a La Manga con un doble propósito: descansar del tedio valenciano, con su calor húmedo, sus moscas y sus obreros perturbando el descanso estival, y saludar a don Arturo Pérez-Reverte. Lo primero lo conseguí, a poco que lo intenté, pero lo segundo quedó pendiente para mejor ocasión. He de confesar que albergaba dudas, si bien el lugar y la época del año me hicieron alentar la esperanza -ingenua, como pudo verse después- de que el insigne académico pasaría unos días de vacaciones en La Manga o Cabo de Palos, en ambos casos término municipal de Cartagena, lugar donde el escritor nació hace muchos pero que muchos años.  Lejos estuvo mi búsqueda de ser improvisada, pues en las tardes de julio me hice un croquis de lugares donde el autor de El italiano podía dejarse caer en agosto. Empecé por el paseo marítimo de Cabo de Palos, por si lo veía salir a navegar, dada su conocida afición al mar, pero no hubo tal. A muy pocos pasos, me acerqué a la escuela de b...

Un preso llamado Dostoievski

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El último libro que ha caído en mis manos ha sido Memorias de la casa muerta , de Dostoievski. En realidad no cayó en mis manos; lo cogí de una estantería de la librería Méndez, en la calle Mayor de Madrid, muy cerca de donde vivía Javier Marías, que la tenía entre sus favoritas. Con seguridad la novela del ruso no figura entre las lecturas recomendadas para el verano, en esa lista de autores perecederos que se mueven entre la novela negra de un sueco bien parecido, y el último tormento romántico de una presentadora de televisión, vinculada por lo general al grupo Planeta.  Memorias de la casa muerta  (Alba clásicos) dista de ser la literatura portátil que se lleva a la playa con la sombrilla y el tinto de verano. Dostoievski no es Javier Castillo, para entendernos. Pero vayamos a la triste y luminosa historia que nos cuenta nuestro amigo Fiódor. Es autobiográfica. Está basada en su paso por la prisión militar de Omsk, en Siberia, donde estuvo recluido cuatro años (1850-1854)....