A los últimos mohicanos de la verdadera literatura
Siempre hay un principio y siempre hay un final en todo. Toca emprender un camino sin conocer su recorrido. Esa es la grandeza de la aventura.
Este es un blog de literatura para una minoría disidente y a veces desolada. Para los que no entienden nada de lo que sucede a su alrededor, pero se niegan a estampar la firma de su claudicación.
En 'Yo maté a Dorian Gray' se hablará de libros, de exilios interiores y de extravíos. Escasas certezas encontraréis en estos textos. La literatura como placer y no como homilía. El arte por el arte, según dictaba Théophile Gautier. Nada envejece tan rápido como un poema o una novela escrita al servicio de una causa, por aclamada que esta sea en su momento. El artista, si lo es tal, sólo está comprometido con su obra. Estaremos de acuerdo en que su tarea, no siempre entendida por sus contemporáneos, es una forma de sacerdocio. No busca el aplauso sino la belleza y por tanto la verdad.
Este blog no podría haberlo escrito con treinta años, ni siquiera con cuarenta. Es fruto de las heridas del tiempo y de cómo la literatura me ha ayudado a conllevarlas.
Espero tener entre mis lectores, allá donde esté, al gran Oscar Wilde. Acabo con una de sus citas: "No existen libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o mal escritos. Eso es todo". (El retrato de Dorian Gray, 1891).