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Yo maté a Dorian Gray

Evocación de un gran polemista inglés

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El mundo avanza gracias a los inconformistas. Necesitamos a los excéntricos como el aire para respirar. Si no fuera por ellos, no saldríamos de nuestra 'zona de confort'. Siembran la duda, antesala del conocimiento. Los disidentes del pensamiento hegemónico nos abren los ojos; antes de ellos nos sentíamos orgullosos de una ideas y unas creencias que creíamos nuestras, cuando en realidad eran de otros, los que nos dicen cada mañana cómo y sobre lo que debemos opinar. Los periféricos, al conservar una voz y un acento propios, nos interpelan a seguir caminos antes no recorridos, a buscar humildes verdades entre la confusión de los días, haciéndonos ver lo equivocados que a veces estábamos. Este tiempo está falto de perros verdes. No se encuentran Unamunos que carguen contra esto y aquello. Faltan espíritus libres y valientes. Todo es insípido, inodoro e incoloro. Todo es de cartón piedra. Humo y mentira. Si uno se asoma a un periódico o una televisión, observará que el mismo discu...

Azorín visto por Juan Gil-Albert

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Es prodigioso y cruel el olvido que se cierne sobre los escritores valencianos del siglo XX. Vicente Blasco Ibáñez es más conocido por dar nombre a una avenida de Valencia que por ser el autor de La barraca. No lo lee ni el Tato; Carlos Arniches es arqueología teatral; Gabriel Miró acumula polvo en las estanterías de las bibliotecas; Max Aub salió del ostracismo gracias al interés de la cultura oficial por rescatar su obra al comienzo de la democracia, pero ha vuelto adonde solía, a un relativo anonimato. Sobrevive Miguel Hernández, a cuyas cualidades innegables como poeta hay que añadir su militancia comunista, razón importantísima para mantener viva su obra.  Otra excepción es el poeta Francisco Brines, quien gozó de cierta importancia en los últimos años de su vida, hasta el punto de recibir la visita de los Reyes de España en su casa de Oliva, cuando recibió el Cervantes poco antes de morir. Y sobre todo permanece Rafael Chirbes, uno de los cuatro o cinco novelistas más importa...

Un ladrón enamorado de España

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Jean Genet (1910-1986) pertenece a la raza de escritores malditos. Fue novelista, dramaturgo y poeta. Su dedicación a la literatura la compaginó con la delincuencia y la prostitución. Conoció la cárcel en varias ocasiones. Nunca supo quién fue su padre; a los seis meses de nacer, su madre lo abandonó. El niño Jean recorrió el itinerario de las instituciones de caridad francesas. Ese fue el origen de su resentimiento contra la sociedad. Fue buen estudiante, lo que no le impidió cometer su primer robo a los diez años. Cuando ya era un autor reconocido pero seguía inclinado al delito, Sartre, Picasso y Cocteau firmaron un escrito impidiendo que fuese condenado a cadena perpetua.   Pero la República francesa, que sabe distinguir el grano de la paja, al escritor de la persona, haciendo abstracción del pasado delictivo de Genet, le concedió el Premio Nacional de las Letras de Francia en 1983. El autor de Las criadas,  enterrado en el cementerio de Larache (Marruecos),   en...

Librerías para pisar lo justo

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Esta tarde debería haber ido a la presentación del último libro de Megan Maxwell, Nuestro largo adiós , en FNAC. El calor africano de Valencia me lo ha impedido. El acto era a a las seis, y vivo en un pueblo abandonado. Megan se llama en realidad María del Carmen Rodríguez del Alamo. Se entiende que la escritora haya obviado el nombre de su DNI para hacer carrera literaria. También le pasó a Azorín, que firmó sus primeros libros como José Martínez Ruiz. Con estos nombres no se puede llegar muy lejos en el proceloso mundo de las letras.  He leído que Megan Maxwell ha publicado más de 60 novelas (su producción es casi tan prolífica como la del bucanero cartagenero Pérez-Reverte) y ha atrapado a diez millones de lectores. ¡Diez millones, la quinta parte de la población española! Es la reina de la novela romántica con unas gotitas de porno. A mí me encantan sus títulos, especialmente Tampoco pido tanto y ¿A qué estás esperando? . En cambio, Nuestro largo adiós suena a homenaje a un c...

Siempre nos quedará Jardiel

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Me he perdido otra primavera. Esto me pone triste, quizá demasiado triste. Hay quien se cura de la tristeza visitando al terapeuta, eufemismo para no decir psiquiatra o psicólogo, y los hay que leemos a Enrique Jardiel Poncela. El escritor madrileño es un antídoto contra la depresión. Leer unas páginas de Jardiel te levanta el ánimo. Luego algunos dicen que la literatura no sirve para nada; al menos ayuda a depender menos de las pastillas de colores que se compran en las farmacias.  No acostumbro a releer, pero para esta regla también hay excepciones. Hace unas semanas el azar o mi frágil voluntad quiso que tuviera La tournée de Dios entre mis manos. Me acordaba vagamente de la trama de esta novela de Jardiel Poncela. Bastó que leyera su Prólogo en mesa revuelta para no soltar el libro. El autor aclara que La tournée de Dios , publicado en el inicio de la II República, "no es un libro antirreligioso". Lo escribe poco después de que don Manuel Azaña, aquel masonazo ilustre, ...

Un ciego nos enseña a escribir

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Sorprende el número incesante de personas que dicen ser escritores. Algunas incluso publican cositas. Y les premian y tienen sus seguidores (ellos lo llamarían followers ). Qué osados son. Quizá piensen que por juntar dos letras para formar una sílaba ya dominan el don de la palabra escrita. Me temo que no es así; que este oficio es más complejo, pues requiere de elevadas dosis de paciencia, trabajo y obstinación. Es un largo aprendizaje que no siempre se ve coronado con una recompensa. A las palabras hay seducirlas para luego conquistarlas, y no siempre se consigue porque actúan como mujeres antojadizas. Hablo por mí. Yo aún estoy aprendiendo a escribir. A veces me sale pero otras no. Después de veinte años dedicado al periodismo, en que sabía redactar pero no escribir, ahora intento escribir bien. El periodismo y la literatura son realidades colindantes pero no idénticas. La claridad es una exigencia en el primero, mientras que la belleza es el objetivo perseguido por la segunda. Cla...

Las siete vidas de Ernst Jünger

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Ernest Jünger murió en 1998, a los 102 años, la edad que tiene mi padre. Nació en Heidelberg, una ciudad alemana, en 1895, el año del 'caso Dreyfus', el descubrimiento de los rayos X y el nacimiento del cine. Fue testigo de los últimos años de la belle époque y del imperio germánico, participó en dos guerras mundiales, fue acusado de simpatizar con el nazismo, conoció la amenaza nuclear de la guerra fría, retrató a personajes como Picasso, Céline, Heidegger, Cocteau y Margarite Yourcenar, experimentó con el LSD y se dedicó al estudio de la zoología y la botánica... Fue un titán de las letras alemanas; cultivó la novela, el ensayo, los diarios y la poesía. Supo ver que el siglo XXI sería el del dominio de la técnica sobre el espíritu y el arte.  Su obra más celebre, Tempestades de acero , la escribió en la juventud. Narra su participación en la I Guerra Mundial. La escribió al término de la contienda, ayudándose de las anotaciones tomadas en catorce libretas. Sorprende que algu...